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NUTRICION VEGETAL

En el mercado de productos para agricultura, hay un montón de tipos y clases, de diferente naturaleza (uso en agricultura ecológica y convencional) y que cumplen un determinado objetivo con las plantas. Ya sea superar un estrés al que está sometido a la planta, estimular el enraizamiento, la producción o una enfermedad.


Uno de los bioestimulantes más utilizados como complemento a la nutrición son los aminoácidos. Aportan un chute energético al cultivo y ayudan a superar situaciones de estrés (heladas, sequía, bajo crecimiento radicular, etc.) Nos da un empujoncito para regular la planta y seguir en producción o crecimiento.


Sin embargo, hay un mundo de distintos aminoácidos por descubrir, y en el mercado encontramos desde 0,5 €/L hasta 6 €/L. ¿Radica la diferencia en el margen comercial que tiene cada una de las marcas o está también relacionado con el contenido de los aminoácidos (aminograma). Vamos a destripar el mercado de los aminoácidos utilizados para nuestros cultivos.


Cuando hablamos de aminoácidos no hablamos de compuestos extraños sintetizados sino de moléculas orgánicas. Hoy en día, la tendencia de la agricultura (bueno, del consumidor…) es acercarse a la agricultura ecológica o, por lo menos, a la menos invasiva e intensiva. Esto da pie a sacar al mercado una amplísima variedad de productos y extractos naturales (tomillo, romero, algas, aminoácidos, etc.) que ejercen ciertas propiedades positivas sobre los cultivos y no provocan efectos secundarios negativos (en principio).


Los aminoácidos en las plantas

Básicamente, la obtención de los aminoácidos se realiza a partir de proteínas (animales o vegetales), que se descomponen en estructuras más pequeñas (aminoácidos) por la acción de un catalizador. Este catalizador puede ser una enzima, aminoácidos de hidrólisis enzimática, que también son proteínas pero con funciones específicas, o mediante un agente ácido, aminoácidos hidrólisis ácida, que no se controla el proceso de obtención o rotura de las proteínas tan adecuadamente como los otros.


Como son «agentes energéticos» y se asimilan muy bien por la planta, producen un gran estímulo sobre los vegetales, aumentando su construcción celular (más tallos, más hojas, más raíces…) y fomentando una salida de estrés al que esté sometido.


Como cualquier ser vivo, tenemos ciertas necesidades de aminoácidos. Básicamente nos comemos un chuletón de ternera y nuestro cuerpo, mediante el uso de energía, disgrega dichas partes en aminoácidos. Con las plantas ocurre lo mismo. Al aplicar nutrientes (como el nitrógeno) y mediante un gasto de energía de la planta, el resultado son aminoácidos.


Pero…¿y si ahorramos el coste de energía para producir dichos aminoácidos? Todo esto surgió allá por 1.970, donde se quería acotar el proceso de nutrición de la planta y hacerlo más efectivo.


Para conocer su importancia, has de saber que dichos aminoácidos participan en un montón de reacciones de las plantas y están íntimamente ligados con el crecimiento y el desarrollo vegetal. Incluso la producción de hormonas también depende de estas moléculas orgánicas.


Aliviar el estrés de las plantas

Sin ánimo de humanizar un vegetal, las plantas también se estresan. Este problema se puede originar por muchos motivos, desde exceso o falta de agua, viento, calor, frío, granizo, salinidad, etc. En ese justo momento hay un breve periodo de tiempo en el que el cultivo se puede recuperar o no. Por eso, muchos técnicos aplican o recomiendan la aplicación de aminoácidos en los momentos críticos de la plantación.


Eso sí, la aplicación de estos aminoácidos no está limitada únicamente a intentar aliviar el estrés al que se ven sometidas las plantas, sino también para beneficiar a la planta en algunos momentos críticos durante la plantación.


Básicamente, los aminoácidos son un estimulante que consigue «ahorrar energía» a la planta, pues minimiza los procesos de descomposición de los abonos hasta obtener dichos aminoácidos. Si una planta sufre un problema, lo que menos se busca es que gaste energía innecesariamente y no pueda «atender» a su problema.


Momentos importantes en un cultivo

Cuando hablamos de dichas etapas decisivas en un cultivo hablamos del post-trasplante (donde la planta pasa de unas condiciones climáticas a otras, totalmente distintas), el crecimiento, la prefloración (L-prolina, L-lisina, L-metionina, L-ácido glutámico, etc.), el cuajado de frutos o el mismo desarrollo de éste. Estas etapas deciden si un cultivo ha sido exitoso o no.


Sin embargo, hay momentos donde es conveniente aplicar dichos aminoácidos y no necesariamente nos encontramos en las etapas anteriores. Es el caso de una granizada por ejemplo. El efecto devastador del granizo provoca rotura de tallos y hojas. La planta ralentiza su crecimiento y se queda sin fuerzas para hacer frente a una posible infección de sus heridas por hongos o bacterias. Es el momento de aplicar una cura a base de aminoácidos (y su correspondiente fungicida, ecológico o químico). Tomado de:  Guía de uso de los aminoácidos en las plantas - Agromática (agromatica.es)

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